La fuerza es la capacidad de un individuo de crear tensión intramuscular. Es decir, llamamos fuerza a la tensión generada por encima de lo que habitualmente denominamos tono de reposo. Trabajando la fuerza buscamos capacitar al individuo para que genere mayor cantidad de tensión.
Sin duda, uno de los grandes avances que se ha producido en el entrenamiento de la fuerza es la introducción de la sobrecarga excéntrica a la mayoría de los programas de entrenamiento. Esta forma de trabajo sería muy importante a la hora de observar mejoras en el rendimiento, en la salud, en la prevención de lesiones y en la rehabilitación. Sin embargo, no es lo mismo descender una carga equivalente al 120 % de 1 RM en un determinado ejercicio, que desacalerar la inercia creada en un recorrido completo concéntrico en el último tercio del recorrido excéntrico.
Además, cabe destacar que el entrenamiento excéntrico puede realizarse en cadena cinética abierta, cerrada y dentro de esta modalidad cabe destacar el trabajo mediante el tirante musculador denominado excéntrico mantenido.
En las contracciones excéntricas o en los estiramientos activos miotendinosos los músculos se alargan y se contraen simultáneamente. Durante este alargamiento los elementos en serie son estirados y contribuyen a la producción de la tensión total. Estos ejercicios constituyen una potente herramienta de protección muscular y tendinosa frente al esfuerzo. Los programas de entrenamiento que incluyen una sobrecarga excéntrica demuestran de manera consistente su eficacia a la hora de prevenir y rehabilitar lesiones.
Además, Hoy en día, gracias a las investigaciones de Chapman, D. y col. (2006, 2008, citado por Tous, J. 2010) conocemos que el ejercicio excéntrico a alta velocidad ocasiona más daño a los músculos que el que realizamos a baja velocidad.
¿Cuáles son los principales efectos positivos del entrenamiento excéntrico?
– Genera una mayor cantidad de tensión que el resto de acciones (Johnson et al., 1976).
– El gasto energético es menor (Lastayo et al., 1999).
– Requieren un control neuromuscular diferenciado del resto de acciones (Enoka, 1996).
– Después de un periodo de entrenamiento disminuye el dolor y la debilidad muscular (Balnave y Thompson 1993, Chen y Hsieh, 2001).
– Un ejercicio excéntrico moderado puede prevenir lesiones en la competición deportiva (Proske y Morgan, 2001).
– Mejora la recuperación en tendinopatía rotuliana (Alfredson et al., 2001, Cannell et al., 2001).
– Provoca una mayor hipertrofía con respecto al trabajo concéntrico o isométrico (Hortobagy, 2001). Siendo superior si el trabajo excéntrico se realiza a altas velocidades (Farthing y Chillibeck, 2003).
– Aumenta el número de sarcómeros en serie (Jones et al., 1997, Brockett, 2001), lo cual, provoca un cambio en la relación tensión/longitud lo que se traduce en una respuesta protectora a esfuerzos similares o superiores.