El conjunto de Pontevedra Rugby Club femenino ocupará la plaza de Muralla en la División de Honor “B”. Esto es debido a la cesión del equipo de Lugo de su plaza al no poder participar en esta temporada en la segunda categoría española.
El proyecto del equipo pontevedrés ha sido armar un gran equipo con las jugadoras de distintos equipos de Galicia Sur, como Vigo u Ourense, además de las locales, entre otros. Actualmente, el equipo lo conforman un total de 45 fichas de jugadoras. Entre ellas, nuestra Carlota Cao.
El club comenzará su participación en la División de Honor “B” ante BUC el próximo domingo 10 de enero. Por esta razón, hemos querido conocer las sensaciones de Carlota antes de volver a los terrenos de juego tras el parón obligado a causa de la pandemia.
Carlota Cao, nuestra jugadora de rugby, da un pasito más en su trayectoria deportiva
¿Cuánto tiempo llevas jugando? Empecé a jugar en Enero de 2018. Casi tres años teniendo en cuenta que el primer año entré al equipo Kaleido Universidad de Vigo Rugby Club en mitad de la temporada.
¿Por qué decidiste empezar a jugar al rugby femenino? Tras unos años viviendo en Chile volví a Vigo. Al volver me di cuenta que mi círculo de amistades se había reducido. Por esta razón, decidí que tenía que conocer gente nueva. La mejor manera de hacerlo era practicar un deporte de equipo pero no sabía cuál ya que en 30 años no había practicado nunca ninguno. Un amigo me recomendó el rugby, fui a probar, tenía como meta probarlo durante un mes para tomar la decisión, y me quedé.
¿Cómo fueron esos comienzos? Los primeros días lo pasé francamente mal. No sabía nada sobre técnica ni táctica. De hecho, no había escuchado hablar de rugby nunca. Recuerdo que a las dos semanas de empezar a entrenar había partido y no eran suficientes jugadoras convocadas así que me convocaron de titular y jugué mi primer partido.
¿Cuándo te diste cuenta que el Rugby te empezaba a gustar? Los golpes siempre me dieron un poco de respeto. Sin embargo, este último año ha sido un punto de inflexión. Los últimos partidos de la temporada pasada fueron los que más disfruté desde que empecé a jugar. Además, tras entrenar estos meses en Fitgal me encuentro mucho mejor. Tengo muchas ganas de volver a jugar para ver si aún lo disfruto todavía más si cabe.
Carlota Cao: “Lo bueno del rugby es que hay sitio para todo el mundo.”
¿Cómo describirías el Rugby para alguien que desconoce totalmente este deporte? Es un deporte de contacto donde hay golpes pero lo bueno del rugby es que hay sitio para todo el mundo. Yo no era ágil, no corría mucho ni tenía un buen físico y sin embargo, había un sitio para mí. Además, no hay una estrella en el equipo porque todas las jugadoras son necesarias, independientemente de su físico o estado de forma. también es importante destacar el compañerismo, ya que todas tenemos que defendernos durante un partido.
¿Por qué decidiste empezar a entrenar en Fitgal? Había terminado la temporada muy contenta disfrutando del deporte. Tras la cuarentena, sentí que se cortó eso de raíz, se pararon los entrenamientos y los partidos de golpe. No quería perder mi forma física y fue cuando abrieron Fitgal justo debajo de mi casa. Me apunté porque al ser personalizado sabía que iban a enfocar todos mis entrenamiento a mejorar mi rendimiento en el rugby.
¿Cuáles han sido tus sensaciones al volver a los entrenamientos? El primer día de entrenamiento me sentí muchísimo mejor fisicamente, a pesar de la mascarilla. Notaba que llegaba mucho mejor a las jugadas. Además, el cambio físico también ayuda. He perdido 8 kilos desde que empecé a entrenar en Fitgal y se nota mucho a la hora de correr.
¿Qué expectativas tienes para esta temporada? Me gustaría terminar esta temporada disfrutando plenamente del rugby. para disfrutar este deporte tienes que estar bien fisicamente porque aguantar 80 minutos sobre el campo no es tare fácil… Quiero olvidarme de la parte física cuando juego y, como he dicho antes, disfrutar.
El equipo de Fitgal, tu gimasio en Vigo, queremos desearte:
¡MUCHA SUERTE EN TU DEBUT CARLOTA!
Artículo escrito por Uxía Rodríguez